septiembre y octubre 2025

Majestades ocultas  |  Lázaro Diacovich

La pintura suele hablar siempre por sí sola. Desde dentro de su génesis su composición plasma lo que el artista va logrando como obra, siempre es una fuerza misteriosa y palpable de lo que materia y forma – conjuntamente con la energía- pueden llegar a lograr.
Lazaro transcurre sutilmente entre el mundo terrenal y ese otro espacio/tiempo que nos atraviesa en las dimensiones sutiles.
Según su propio pensamiento sus seres pictóricos son eslabones perdidos de un mundo invisible. Ese mundo de lo impalpable es el que engloba a los seres superiores en una dimensión imperceptible para el ojo humano no entrenado.
Sus pinturas acrílicas comienzan desde la nada con la energía que el lienzo blanco prolijamente extendido en un caballete de su estudio le dictamina. Ese blanco neutro es una de las innumerables formas de la luz que como un portal le confiere murmullos para comenzar el trabajo.
Una mancha húmeda o un poco más matérica comienza a insertarse en ese lienzo y es ahí cuando el artista logra esa prístina conexión con el mundo sutil.
Aparece lo que aparece, no es que la mente de Lazaro – que no por nada tiene ese nombre – plasme con un pensamiento previo a cualquiera de las majestades antes de la inserción de la pincelada o la materia acrílica.
No es que las apariciones se presentan previamente, es justamente la vía contraria, ellos llaman al artista para ser plasmados en esta realidad que nos circunda.
Podríamos decir que su serie titulada Majestades Ocultas es un poco surrealista, tal vez algo de eso este circundando pero, más que nada, el mundo de lo oculto, lo esotérico y lo espiritual es lo que más le interesa al artista, gran lector de los autores que lo tratan.
Lazaro tiene una producción prolífica, con diferentes series y materialidades a lo largo de los años de su extensa carrera. En esta oportunidad CIRCA ha elegido exhibir pinturas y dibujos de los seres que sin voz o voto son masas energéticas de alto voltage.
En los lienzos aparecen mujeres sin vientre o cara, la luminosidad de las diferentes tonalidades del azul, las serpientes, el fuego de la intensidad o la materia debatiéndose por sí sola sobre el blanco primigenio de la tela.

El mundo del arte tiene una tendencia surreal en su mayoría, lleno de metáforas, ideas o expresiones de la diferencia construye un muestrario de lo que es raro y está ahí esperando a aparecer sobre todo en la mente de los artistas.
También, y al mismo tiempo, existen otros actores que van complementando la escena, curadores, historiadores, galeristas, montajistas, restauradores entre muchos otros. Es un cuerpo de gente que interactúa con intereses, sentidos y bondades diferentes.
Ser dentro de este mundo es no solamente aparecer, pensar o disentir, también es como una especie de llamado desde la luz.
Si realmente el interés de cada uno de estos actores es genuino esa invocación es muy parecida a lo que Lazaro plasma en la serie que suele ocultar a sus majestades.
El arte es una masa que muta e interactúa cuestionándose a sí misma y no sabiendo desde donde ha aparecido o porque debe auto referenciarse.
El universo que Lazaro nos comparte con esta serie dialoga perfectamente con parte de los intereses que este mundo nos plantea.
Dice el artista: te conviertes en lo que ves.
Lo que puedes observar es parte de ti mismo, de tus inquietudes, de tus cuestionamientos y hasta de tus certezas.

Es posible que las Majestades Ocultas sean voces de lo que no podemos expresar, de lo que somos, o de aquello en lo que nos convertiremos.
El llamado de la luz es fuerte, quien sabe que podría pasar si nos adentramos en un mundo que parece imperceptible pero que siempre está allí al alcance de la mano de quien quiera indagar en él.
Solo es cuestión de arriesgarse. Lo oculto nos interpela como la sombra velada de lo que somos.

Marcela Römer